Las y los visitantes estuvieron acompañados del historiador Scott Peters, profesor en el Departamento de Desarrollo Global de Cornell, quien participó de las actividades junto a las y los estudiantes, y brindó una conferencia abierta en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
El encuentro de estudiantes de ambos países fue una oportunidad para discutir distintos modelos de universidad y, por lo tanto, de extensión universitaria y el vínculo con la comunidad. “Las diferencias entre lo que en América Latina y Uruguay llamamos extensión universitaria y cómo esa área de actividad universitaria es concebida y realizada en Estados Unidos son bastante importantes, empezando porque los sistemas universitarios y los modelos de universidad son muy diferentes”, señaló Agustín Cano, profesor adjunto del Programa Integral Metropolitano (PIM) y de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, que estuvo en la coordinación de la actividad.
“Estados Unidos transitó, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, un proceso de transformación de su universidad que pasó a estar articulada por la concepción de la economía del conocimiento y por su tipo de inserción a la industria y al sector productivo. En consecuencia, la forma de concebir el vínculo universidad-sociedad quedó articulada por esa concepción donde la patentización de innovaciones, la venta de servicios y la participación como proveedor económico de conocimiento en distintos tipos de mercados aumentados articula en gran medida esa relación”, explicó Cano, quien también mencionó que, no obstante, en EEUU existe una rica tradición de extensión rural y educativa.
En este sentido, el correlativo de la extensión universitaria en las instituciones norteamericanas está definido por el “Community Engagement”, (compromiso o involucramiento comunitario), un sistema que no siempre está integrado a la currícula del estudiantado y que se basa en programas de voluntariado. No obstante, Cornell en particular atravesó procesos de trabajo con comunidades agrícolas del estado de Nueva York, conformadas principalmente por inmigrantes centroamericanos.
“Algunas preguntas son conectoras entre las experiencias que ellos tienen y las del PIM y el Programa APEX. Están muy interesados en esas articulaciones que nosotros intentamos entre la formación curricular de los estudiantes y los procesos de extensión estables en el territorio, con participación activa de las organizaciones sociales, así como por el enfoque por el cual no sólo trabajamos con abordajes tecnológicos de los problemas sino reflexionando sobre las relaciones humanas que configuran esas situaciones a transformar”, relató Cano.
En la misma línea, Scott Peters, quien dedica su carrera al estudio de la extensión y la participación universitaria en los Estados Unidos, afirmó estar “muy impresionado” por el trabajo realizado por la Udelar en proyectos de extensión. “Creo que podemos aprender mucho del trabajo que están realizando y ayudarnos a imaginar nuevas formas de incorporar esas experiencias”, afirmó Peters.
“En Estados Unidos existen expresiones muy distintas de vínculo y trabajo de extensión en grandes ciudades y comunidades rurales. La mayoría está enfocado en temas medioambientales o en los que llamamos racismo medioambiental. Por ejemplo, buena parte de los recintos de desechos tóxicos del país están ubicados en barrios de población negra. Entonces existe mucho trabajo de extensión en acuerdo con las comunidades que están luchando en contra de la contaminación y los problemas de salud que conlleva esta situación”, relató el investigador.
Por otra parte, destacó la visita a la Planta de Reciclaje de La Paloma, una cooperativa de trabajadoras y trabajadores que se dedica a la gestión integral de residuos en el Cerro. “Hay muchos lugares en Estados Unidos donde los trabajadores intentan crear cooperativas para luchar contra fuerzas que desafían la obtención de un nivel mínimo de vida o el acceso a la salud” afirmó Peters y señaló la necesidad de aprender de esta experiencia.
Fuente: Extensión Udelar