Revista Contrapunto N°5. Feminismos, la lucha dentro de la lucha


Editorial.

Mujeres negras, indigenas, mestizas, urbanas o campesinas. Madres, hermanas, hijas. Amas de casa, trabajadoras, estudiantes. Mujeres que han parido hijos, que han abortado. Mujeres que resistieron en prisión, que fueron torturadas o desaparecidas. Mujeres que defienden tierra, ríos o cultivos y que luchan por la posibilidad de decidir colectivamente sobre su uso. Brujas de hoy y de ayer que desde la creatividad y la alegría han asumido el desafío de luchar contra todas las opresiones y todas las formas de explotación y dominación. De eso se trata este nuevo numero de la revista Contrapunto. La igualdad entre hombres y mujeres no se desvaneció con el capitalismo, las mujeres llevan en su cuerpo la historia del patriarcado. Pero el capital sostiene relaciones de explotación y de apropiación desigual de los recursos necesarios para la vida y para perpetuarse se acomoda a la estructura social patriarcal y contribuye a reforzarla. Desde comienzos del siglo pasado las mujeres no sólo se han organizado contra las formas de explotación del trabajo, sino que también han dado pelea contra el sistema patriarcal que ordena nuestro mundo. Sin embargo, todavía en nuestros tiempos los mandatos históricos y sociales que de este sistema se derivan limitan la potencialidad a todos y todas, pero mientras para unas esta reservada la más amplia gama de violencia, para otros se garantiza un sin fin de privilegios. La lucha antipatriarcal de mujeres diversas en organizaciones diversas han puesto en debate el modelo de sociedad futura, pero principalmente han sido parte del debate sobre el tipo de vínculos que van forjando en el aquí y ahora. Afortunadamente no son pocas las organizaciones de toda la región que se han abocado a cuestionar y cuestionarse la sutil dominación simbólica y material a las que están expuestas las mujeres tanto en la organización de la sociedad como a la interna de los propios movimientos. Hoy, como hace más de dos siglos, el capitalismo continúa destruyendo la economía de subsistencia, separando a los productores de los medios de producción, logrando que millones de hombres y mujeres se vean obligados a vender su fuerza de trabajo y sean indignamente (con o sin un salario) dependientes del dinero para sobrevivir. Mediante nuevos procesos de expropiación y desposesión el capitalismo ha dinamizado un nuevo proceso de acumulación y la apropiación y destrucción de bienes comunes es una de las principales problemáticas de América Latina. Inmensas extensiones de tierras han sido privatizadas y puestas al servicio del negocio agroindustrial o de la minería, en un nuevo protagonismo de nuestras tierras como centro estratégico del saqueo. En las múltiples y diversas luchas contra el despojo las mujeres han sido protagonistas y al igual que las brujas de siglos pasado se juegan la vida en la disputa por la apropiación colectiva de los bienes que garantizan la reproducción de la vida. En este sentido este número pretende aportar y elaborar colectivamente herramientas y caminos que propicien el debate para la construcción de relaciones sociales nuevas, que no sólo hagan estallar las históricas desigualdades entre hombres y mujeres, sino que contribuya a repensar las formas en que colectivamente nos damos para garantizar la reproducción material y simbólica de la vida social. En la sección Uruguay, Graciela Sapriza, en el artículo “Devenires del feminismo latino-uruguayo” da cuenta de algunos devenires del feminismo en Uruguay, marcando algunos mojones de la historia y problematizando la fuerte institucionalización actual. Para conocer las experiencias más recientes de los feminismos en el país compartimos la entrevista colectiva realizada por Mariana Menéndez y Valeria Grabino a tres colectivos de mujeres “Como cuentas de collar. Colectivos de mujeres y feminismos en Uruguay” es el artículo que recoje estas voces y nos acerca a sus experiencias y su forma de entender el feminismo. El tercer texto nos lleva al norte del país, de la mano de Lorena Rodriguez Lezica y las “Feministas en los naranjales”, en las que es posible conocer una rica experiencia de mujeres rurales sindicalizadas y abrir debates para pensar las organizaciones sociales desde una mirada antipatriarcal. La sección América Latina cuenta con los aportes de Gladys Tzul Tzul, en su articulo “Las Luchas de las mujeres indígenas en Chuimek’ena’, Guatemala: Una aproximación teórica a las estrategias”. Sus palabras nos acercan a las luchas de las mujeres indígenas en defensa de los bienes comunes y la vida colectiva, compartiendo una experiencia en la que la fotografía se vuelve herramienta contra la expropiación material y simbólica. En “Las luchas de las mujeres: un torrente específico y autónomo con horizontes subversivos propios”, Raquel Gutierrez Aguilar presenta un lúcido análisis de la lucha dentro de la lucha, que llevan adelante mujeres diversas en organizaciones sociales mixtas, para desde allí invitarnos a pensar los horizontes de sentido que de esas luchas se desprenden. Por su parte, Silvia Federici en “Rumbo a Beijing ¿Cómo las Naciones Unidas colonizaron el movimiento feminista?” hace un recorrido por el proceso de institucionalización del feminismo y problematiza sus efectos despolitizadores en las luchas de las mujeres. En un segundo aporte titulado “La reproducción de la fuerza de trabajo en la economía global y la revolución feminista inacabada”, realiza una aguda lectura política de la reestructuración de la (re)producción de la fuerza de trabajo en la economía global, desde una crítica feminista a Marx para develar la importancia de la actividad reproductiva no pagada de las mujeres en el proceso de acumulación capitalista. En “Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres”, Rita Segato desarrolla el impacto de las nuevas formas de la guerra en la vida y en los cuerpos de las mujeres a pesar de las variadas políticas públicas contra la violencia basada en género, sosteniendo que en el papel y función asignado al cuerpo femenino o feminizado en las guerras de hoy da cuenta de un viraje del propio modelo bélico signado por la conflictividad informal y las guerras no-convencionales contexto en los que los cuerpos de las mujeres son el bastidor o soporte en que se escribe la derrota moral del enemigo. Tres artículos componen la sección Los movimientos debaten. “Siempre volvemos distintas”, es la reflexipon de Romina Verrua sobre los Encuentros Nacionales de Mujeres que se llevan a cabo en Argentina hace 30 años, mostrando su potencia rebelde y alegre, invitando a participar. Desde Brasil, Camila Rocha Firmino y Gabriela Vera Iglesias, relatan otra experiencia de mujeres que habitan las calles y las disputan en el texto “Marcha das Vadias y mujeres en el escenario político”. Finalmente, cerramos este número con la declaración del Encuentro Feminista Autónomo, realizado en 2009 en la ciudad de México “El desafío de hacer comunidad en la casa de las diferencias”, para conocer las voces de otras mujeres y sus multiples y polimorfas organizaciones.

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